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lunes, 25 de marzo de 2013

Aquello que acaricia mi alma


La música se propaga hasta saciarme,
Me embriaga, desaparezco de la realidad,
Me traslado a una nueva existencia
Mi mente subjetiva alcanza nuevos límites de placer,
Sensibles, mis oídos llegan a su cenit, conecto con el sonido
Esta bella música no puede ser real,
La crea mi subconsciente,
Las manos se mueven solas al compás, por ellas fluye el sentimiento, la pasión,
Mi cuerpo conecta espiritualmente, se fusiona con la música como ser,
Me habla, me tranquiliza, me llena y me satisface
Me faltan las palabras, pero mi alma está rebosante de emociones, poseen más valor que ellas.
Una chispa renace de lo más hondo Chopin Vals 7de mi ser, crece, me completa, pinta mi interior de felicidad, y Abandono la vida, me ilumina, mis sufrimientos huyen, desaparecen
Floto por este aire cargado de sustancia celestial, bella esencia
Esta música nocturna desvela sensaciones, nuevos sentidos, despierta y revive a cada parte de mi hoguera interior, mi yo puro y natural.
 En él yace todo aquello que amo, que me hace sentir, respirar, que me acaricia suave y dulcemente el alma.
¿Cómo puede esta melodía llevarme más lejos que el océano, ser más fuerte que el viento, más ardiente que el amor, más eterno que el ser, más cegadora que el Sol?
Respiración lenta y rítmica, el fluir de las olas está dentro de mi (me posee), no me resisto
Dejo que me invada por completo,
Estado posterior al sonido, tranquilidad dentro del silencio que termina con esta experiencia y me deja a la espera de una nueva.
Chopin - Nocturno en si bemol menor Op 9 Nº 1

El cuerpo es la cárcel del alma

El cuerpo es la cárcel del alma-(Platón)

Esta frase copulativa, afirmativa, nos define la palabra cuerpo; introduciendo también términos, sustantivos: cárcel, alma.
El cuerpo es, principalmente, materia. Todo lo que es material es contingente, cambiante, desordenado; nada que ver con el argé; más bien relacionado con el caos anterior. El cuerpo es el instrumento que utilizamos para recibir información del medio que nos rodea a través de los sentidos. La experiencia y las sensaciones es lo que nos aporta el cuerpo; además, el cuerpo se guía, por sí sólo, de impulsos, intuiciones, deseos materiales, lo que llamaríamos empirismo con filósofos como Hume en cabeza.
Pero nosotros no somos sólo cuerpo sino alma unido a él, o más bien, peleado con él; porque ambos nunca se han llevado muy bien. Siempre tenemos en nuestra mente la pregunta del deber y el deseo: ¿Debo hacerlo?¿Quiero hacerlo? El deber, lo que por obligación o por moral tenemos que hacer, está ligado al alma, a lo racional, al conocimiento; mientras que el querer se relaciona con el cuerpo y sus deseos terrenales.
E alma es  espíritu, conocimiento, eternidad, con ella accedemos a las ideas, al ser de las cosas (que se confunde con la verdad como dijo Parménides). El alma condiciona al hombre en conjunto, su comportamiento, su vida anterior.
Cárcel es el límite entre ambos conceptos o términos, la linde que los separa; al igual que la muerte es también una puerta, una separación, entre la vida y la "otra vida".
Cárcel es limitación, imposibilidad, es un muro que no podemos tirar, es el cuerpo. Nos impide llegar al conocimiento pleno, a las ideas en si´y no sus imágenes, proyecciones, las cuales encontramos en la Tierra, en el cuerpo.
Cuando morimos se abre la cárcel, se desintegra el cuerpo, y , según el mito del carro alado de Platón, nuestro comportamiento determina nuestro próximo cuerpo, nuestra próxima cárcel.
Ciertamente, el cuerpo es la cárcel del alma, es cruel con ella y es lo que nos diferencia de los dioses, de la eternidad. Somos contingentes y cambiantes, y el cuerpo, nuestra materia, es lo único que nos impide llegar al pleno conocimiento, a las ideas puras.