Mis lágrimas no entienden,
sangran lo que el cielo les ha negado;
sueñan mis pupilas, no mienten
pero el sol del Alba les ha cegado.
Rozan las mejillas el fracaso
y las estrellas, eternas, ríen.
para mi viaje ha llegado el ocaso,
el fin del alma que ya no sonríe.
Último suspiro, aire vacío
en los dedos despierta tinta
Vuela el pesado cuerpo mío
mueren palabras, alma encinta.
Creí haber andado este sendero
la naturaleza me confunde
la vida me ahoga y me prende fuego,
mi océano me naufraga y hunde.
Poder cambiar la sangre de mis venas
difícil como abrazar al sol fundido
con cuchillo rasgar los errores y penas,
haberlos evitado, haberlos sabido.
Caen rocas, matan verdes campos,
Esperanza luchadora pero inexperta
vive junto a la pasión, calienta a tantos
acaba ardiendo, cerrando la puerta abierta.
Inés Martínez Ortega
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