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miércoles, 19 de octubre de 2016

AC-TI-TUD


Y otro año más.  Parece mentira lo rápido que pasan esas horas al sol, escuchando respirar al mar, adhiriendo su saliva en nuestra piel, y comiendo esa ensalada de pasta bajo la sombrilla a 38 grados a la sombra. O a lo mejor pasasteis el tiempo haciendo un tour nocturno de salas de esas donde la gente va vestida elegante (o no) y bailan a ritmos demasiado básicos como para que Beethoven los hubiera incluido en sus sinfonías. Creo que lo llaman discoteca,  el caso es que yo no suelo ir a eso. O quizás os tocó currar para ganar todo lo que ibais a fundiros después. 
Sea como sea, el verano se ha acabado, siento hacer spoiler. 
Este año más lo cuento desde que empiezan las temidas clases, la vuelta al cole, la rutina del 'madrugón' y del café, las peleas con el jefe o profesor, los atascos de la M40 y los zombies en el metro a las 8 de la mañana. Quiero decir, que no cuento los años de enero a diciembre, sino de septiembre a agosto.  Podría crear ese nuevo calendario y la gente se ahorraría disgustos.  El calendario que tenemos en la nevera lo tiraríamos a la basura cuando volviésemos de la playa y empezaríamos cuenta nueva y los propósitos que nadie acaba; cuando recordamos que te tenemos que acostarnos "pronto". ¿No os parece buena idea? Pues no me la robéis, que ya nos conocemos. 
Para mí, universitaria de tercer año, esa especie veinteañera a la que los adultos reprimen y acusan de todo, pero en el fondo desean más que nada volver a esa época de carpetas forradas de famosetes, de música (ochentera) en los pisitos, y sobre todo,  la libertad; para mí, es un año donde me siento más mayor,  o mejor dicho, en la obligación de serlo. Aunque si lo pienso bien, no deberíamos dejar de divertirnos como siempre hemos hecho. Está claro que los gustos cambian y a lo mejor no seguimos yendo a los cumpleaños en piscinas de bolas (mira que eran divertidos), pero puedes hacer carreras de bici con amigos, saltar en colchonetas(buen ejercicio además), dibujar, inventarte historias, etc. Pienso que la madurez está definida y alcanzada cuando uno sabe actuar debidamente acorde con la situación, la compañía y las normas; y no estrictamente respecto a la edad.
Es la actitud lo que define tu carácter (si me permites tutearte) y lo que tira de la comisura de tus labios cuando, después de intentarlo cien veces, a la ciento una lo consigues. Sea lo que sea que de verdad te guste hacer, te recomiendo que no pierdas un segundo en preguntarte si vale la pena intentarlo, si a los demás les parece bien o si te va a costar mucho llegar. Hazlo, hazlo, hazlo. Sólo eso. Si no lo intentas, nunca lo conseguirás,y esto es seguro. Mientras que si te lo propones y das el paso, por muy pequeño que sea, estarás poniendo más puntos a tu favor e inclinando hacia ti la balanza de tu felicidad.
Deseo que comiences este "año" con energía, metas y sobre todo, con actitud. La suerte vendrá después.

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