Duermen las almas soñadoras
se pelean por un futuro imposible
estallido ante el peligro.
Resbalan por las cascadas de tus manos a golpes de piano.
Imposible es creer lo ocurrido
Ritmo de castañuelas suben las escaleras de tu espalda
Hallar mediante la ventana de la mirada del cielo
Las llaves de la caja del arte universal, de las estrellas y sonidos
Volvemos al principio
el pasado vive en mis ojos, derrumba mi camino
que se apoderen de mi espíritus marinos
Deje de respirar y me dio vida y perfume
Me hace ante los ojos ignorantes del secreto
Al abrirse sus salas cayó tras la inocencia
Pero el flujo divino rimaba su ascenso al camino
Reencuentro,
Fe, luz, sentidos dormidos tras la nana
Imposibles, increíbles, amor extraño
Delirio del pájaro pintor de trinos, cae al vacío
Abrió las puertas las notas que nos unen
Justo o no, las aguas tienen la misma sal,
Curan hoy quieren las heridas, de un pulso de liebre
Tambor no se despega de mi piel.
En los azules, purpuras de sueño, campos a la espera de un suspiro, aire de vida que reviva mi cuerpo,
Y estalle un unico latido que rompa los cristales y estrellas celestes
Y estalle un unico latido que rompa los cristales y estrellas celestes
Que origine universos musicales, musas entre los que se enreden dos simples compases con Anacrusas.
No podría ser la vida más preciosa brillante, gigante de riquezas y tesoros
¿Cómo será no existir?
Dormir bajo oscuros mares, enterrado en el siempre, tiempo
Esencia que roba el presente de los seres los lleva bajo arpegios aureos al infinito verso de los siete astros musicales, bajo la cárcel de cinco paredes en una mano que golpea con el alma el piano
Cae, cae y expira en la almohada celestial como sorda explosión que forma el tejido humano con su idea.
Inés Martínez Ortega