Levantó la mirada mi velero
y el viento dulce, suave de tu alma,
llenó sus velas y lo quemó entero
con un beso cegador, mar en calma.
Secos mis ojos de mirarte
contemplan un perfecto paisaje,
con óleo celestial pintado,
con aroma de cupido perfumado.
Saborean mis pupilas tu presencia
Y escuchan mis labios tus latidos.
Deseo tu beso, ciega esencia,
deseo tus susurros, dulces sonidos.
Son tus palabras mi nana
y tu sonrisa un te quiero
son tus suspiros, tu mirada,
los que con ellos muero.
Inés Martínez Ortega
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