Música, brisa embriagadora
Ciega los sentidos descubiertos,
Hiere al alma sonora.
Una alondra, canta y vuela
Lejos de su cárcel,
Nos alumbra con su estela.
Allí donde no estamos, no somos
Donde surgen suaves, lentas, puras
Notas cristalinas del cosmos.
La cálida y serena noche astral
Crea la luna, el sol, la mar
Un delirio, una llama en la piel natural.
Y al unirse pluma y tinta,
Al fundirse cuerpo y alma,
Plenos placeres pintan la calma.
¿Es el amanecer?
El “Sol” crece, el “Si” “clarece
Y el “Re” perece.
Inés Martínez Ortega
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